viernes, 29 de abril de 2011

El Peor Viaje del Mundo

Creo que ya lo he contado, pero tengo la costumbre de elegir libros al azar cuando estoy en una librería, y a veces encuentras verdaderas joyas, y este es uno de los que más me ha impactado sin dudarlo. Me es prácticamente imposible hablar de este libro sin emocionarme, y me siento incapaz de reseñarlo friamente, pero vamos a intentarlo.




Apsley Cherry-Garrard fue miembro de las que sin duda es una de las mayores aventuras a las que jamás se enfrentó nadie, la conquista del Polo Sur. Quien más quien menos sabe que fue Admusen el primero en llegar al Polo Sur, y que pocas semanas después Scott, junto con  Wilson, Evans, Bowers y Oates lo alcanzarían, para encontrar la muerte en el viaje de regreso a escasamente 10 millas de distancia del puesto de aprovisionamiento.

Este libro está basado en los propios diarios de Cherry-Garrard y en sus propias vivencias, y nos descubre que fue mucho, mucho más que eso. Hasta la lectura de estas líneas, no sabía que la expedición duró 3 años y que aparte de la gloria de la conquista de una nueva frontera, estaba pensada como un verdadero estudio científico de la Antártida.


Cabaña de la expedición Scott. Aún en pie.

Se puede dividir el libro en tres partes diferenciadas: La primera, cómo llegó a ser miembro de la expedición y el viaje a la Antártida, la segunda, la expedición de invierno, que da el título al libro, y la tercera, los diarios de Scott y cómo vivieron desde la cabaña el viaje de Scott y la búsqueda de los cuerpos de sus compañeros muertos.



Cherry-Garrard, Wilson Y Bowers antes de su aventura



Yo me quiero centrar en la segunda y de la que es protagonista Cherry-Garrard con sus acompañantes, Wilson, lugarteniente de Scott y médico, naturalista y ornitólogo y Bowers. Una de las misiones científicas que tenían era la obtención de huevos de pingüinos para poder estudiar la evolución de estas aves, que por aquel entonces se consideraban las más primitivas. debían hacer un viaje de 67 millas naúticas en pleno invierno austral y en las condiciones más duras que jamás se haya enfrentado nadie, donde tuvieron el convencimiento de una muerte segura, con brutales tormentas, aguantando temperaturas inferiores a los -40 y arrastrando por sus propios medios los trineos con todos sus pertrechos. Lo más increíble de todo, es que pese a los sufrimentos que padecieron para conseguir 3 huevos de pingüino, una vez de vuelta a Inglaterra los estudiosos apenas les prestaron atención. A modo de prueba, un pequeño fragmento; nos cuenta Cherry Garrard:

"La marcha de día era una maravilla (-40º) en comparación con el descanso nocturno (-50º) aunque las dos cosas eran horribles. Estábamos en las peores condiciones en que puede encontrarse un hombre que es capaz de seguir viajando; pero nunca oí una queja ni un juramento, y vi que la abnegación superaba todas las pruebas"




El modo que tiene Cherr-Garrard de relatar sus aventuras es totalmente crudo. Deja de un lado todos los sentimientos. Simplemente nos cuenta lo que suceció y lo que vivió, de ese modo, a poco que uno se deje llevar por su lectura, sufres y disfrutas con esta maravillosa gente la aventura que vivieron. Podría extenderme en detalles de cómo se organizaban sus viajes, de ver qué tipo de ropa y alimentos llevaban, de todos los problemas que sufrieron, del viaje que hicieron para encontrar a sus amigos muertos, pero de ese modo se le quita el encanto y esa permanente sensación de estar leyendo con la boca abierta. Fue la última gran expedición, y merece la pena adentrarse en el mundo y pensamientos de estos auténticos héroes.también cabe destacar que pese a que Cherry-Garrard tiene una enorme admiración por todos los miembros de la expedición, en ningún momento los mitifica, nos los presenta como lo que son, personas normales con todas sus debilidades pero con una absoluta determinación en conseguir los objetivos propuestos, y no se le caen los anillos en criticar determinadas decisiones ni en apuntar donde cree el que se cometieron errores.

No solo te deja impresionado la expedición en si, si no la capacidad que tenían estos hombres de escribir en sus diarios todo lo que les acontecía, incluso hasta el mismo día de su muerte. Nunca olvidaron que la expedición era científica, y por ello nunca dejaron de tomar datos y anotarlos, sin tener la más mínima seguridad de que alguien los leyera. Trabajaron con un entusiasmo encomiable, y llegaron hasta los mismisimos límites del esfuerzo físico y psíquico del ser humano.Dos citas de Cherry-Garrard para acabar:

"La expedición polar es la forma más cruel y solitaria de pasarlo mal"

"Si usted hace su correspondiente viaje de invierno, obtendrá su recompensa, siempre y cuando lo único que desee sea un huevo de pingüino"

Un saludo


P.D.; Muchos homenajes se les han hecho, pero yo quiero dejar aquí la canción de Warcry, Capitán Lawrence, que me acompañó mientras escribía el post. El Capitán Lawrence Oates  falleció al abandonar la tienda de campaña para morir congelado y dar la última oportunidad a Scott y sus compañeros. Scott recogió en su diario sus últimas palabras: Voy a salir y puede que por algún tiempo.


3 comentarios:

  1. Parece muy interesante, por lo que cuentas. Voy a ver si lo consigo.

    Un saludo y gracias por la recomendación.

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  2. Espero que te guste y que no te defraude, Maribel. Estoy convencido de ello.

    Y cuando lo hayas leído, cuéntame a ver que te pareció.

    Un saludo

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  3. Hay dos libros que me han hecho llorar: "Annapurna" de Maurice Herzog, que hace poco murió, y éste del "Peor viaje del munod". Pero nó con lágrimas sensibleras, sino con esas lágrimas silenciosas que brotan de la admiración.
    Saludos.

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