Me quedé muy sorprendido con las declaraciones de Willy Meyer, eurodiputado de IU, que dijo en Langreo que había que apostar por el carbón como alternativa energética. Y es curioso, porque aquí vemos un claro ejemplo de la dualidad que pueden tomar los discursos de los partidos políticos en función de a quien se dirijan. En una zona como las cuencas, defensa del carbón, en otras partes, aliados con formaciones verdes. Y todo vino a colación con el debate nuclear.
El problema energético es evidente, y la apuesta por las energías renovables el camino a seguir, pero a día de hoy, es impensable eliminar la producción energética mediante centrales de ciclo combinado y las nucleares, y es debido a un problema que presentan las renovables: Su inestabilidad en la producción. Por ejemplo, los molinos utilzados en la eólica sólo funcionan en un rango determinado de viento, si es menor, no producen, si es mayor, se sobrecargan. Y el viento no es constante. Además, la red eléctrica sólo funciona si ésta mantiene una tensión constante y estable. Y son precisamente este tipo de centrales las que estabilizan la producción, ya que se puede aumentar o disminuir según las necesidades.
Entonces queda por determinar por cual se apuesta. Las basadas en carbón son de largo las más contaminantes y perjudiciales, y sus efectos son inmediatos en el medioambiente. Las nucleares son mucho más limpias, pero obviamente un accidente serio en una de ellas presenta unos efectos drásticos, y lo que es peor, perdurables en el tiempo. Pero es evidente que hay que elegir, y yo en este caso, creo que las nucleares son la mejor solución. Eso, o modificar drásticamente nuestra forma de vida y aceptar las limitaciones que actualmente tienen las energías renovables.
Publicado en el Oriente Express el 12/04/2011
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