Columna publicada el 19/05/2011 en el periódico El Oriente Express
Siempre he defendido la idea de que en el caso de las elecciones autonómicas y municipales el voto tiene que ir determinado por esos límites, que la elección de los representantes tiene que estar determinada por la política local y autonómica. Pero este no es el caso. Hay momentos que por determinadas circunstancias unas elecciones que entran dentro de cierta normalidad, adquieren un carácter especial y van más allá.
Siempre he defendido la idea de que en el caso de las elecciones autonómicas y municipales el voto tiene que ir determinado por esos límites, que la elección de los representantes tiene que estar determinada por la política local y autonómica. Pero este no es el caso. Hay momentos que por determinadas circunstancias unas elecciones que entran dentro de cierta normalidad, adquieren un carácter especial y van más allá.
Este es el caso, y todo se debe a que nos estamos encontrando con una serie de condicionantes que están rompiendo esta situación. El primero y fundamental es la crisis económica que a este paso corre el peligro de convertirse en endémica. Segundo, el PP, desde el primer momento, ha decidido convertir estas elecciones en un plebiscito contra Zapatero y en un ensayo para las elecciones generales. Y tercero, un nuevo factor se ha unido, y es el movimiento que desde hace semanas se está gestando en las redes sociales (benditas redes sociales) con diversos nombres, como pueden ser Democracia Real Ya o el movimiento No Les Votes, entre otros.
Es evidente que existe un profundo desencanto con la clase política actual, que cada vez da más la sensación de estar totalmente alejada de la realidad, y con una capacidad de liderazgo más que cuestionable, por no decir prácticamente nulo. Y la campaña de bajo nivel que estamos viviendo, no ayuda en absoluto, la estrategia parece ser no despertar conciencias para mantener el status quo y promover la abstención, y las encuestas parecen dar la razón, con porcentajes cercanos al 40%. No cambiar para que todo siga igual.
Y lo que es un error es pensar que las cosas no se pueden cambiar. Cuando la sociedad toma conciencia y se implica las cosas pueden hacerse de modo diferente. Y el mejor ejemplo lo estamos teniendo con los movimientos y concentraciones que se están viviendo estos días. Se está pasando de la hora de la resignación para poco a poco llegar a la de la indignación, y cabe destacar que se están desarrollando en un clima evidentemente pacífico. Este movimiento está compuesto por gente normal y corriente y en especial por los más jóvenes, que son posiblemente los que más alejados estén de la clase política actual y a los que más está golpeando la crisis. Un 45% de paro juvenil es inaceptable, y la generación más preparada, con más conocimientos y más ganas se está viendo arrastrada a una situación de precariedad, y con una sensación de que jamás se alcanzarán los niveles de vida que han tenido y tienen sus padres. El primer paso para cambiar las cosas es implicarse y es lo que está sucediendo.
El hecho de vivir en una democracia es que tenemos en nuestras manos una serie de herramientas mucho más poderosas de lo que la gente cree, siendo una de ellas es nuestro derecho al voto. El voto es el único momento en que realmente se puede decir que somos iguales. Muchas veces se oye y se defiende la idea de que ir a votar es perder el tiempo, o que más da, si siempre van a ganar los de siempre. Y eso es falso, se han dado multitud de casos que han provocado un vuelco en el sistema de partidos, castigando algunos hasta hacerlos desaparecer y elevando a otros que parece que traían nuevas ideas y más impulso. Si toda esa gente que se siente estafada, indignada o simplemente cabreada se dirigiese a las urnas las cosas serían diferentes. Lo que no vale absolutamente para nada es quedarse en casa y lamentarse de la situación.
Y el primer paso es acudir a votar. Pero un voto responsable y meditado. Se tienen que analizar las opciones que se nos presentan, y votar en consecuencia (El voto en blanco, lamentablemente no es una opción, ya que el sistema de recuento basado en la ley d´Hondt que se utiliza premia a los partidos más votados). El principal problema es que este movimiento ha llegado un poco tarde para estas elecciones, y que probablemente no encontremos la opción que más no satisfaga, pero seguramente tengamos alguna que se acerque a lo que buscamos y pensamos cada uno en particular. Este tiene que ser el punto de partida, la primera voz que demos; luego irán surgiendo otras opciones y acciones a emprender. Porque pensar que se va a acabar en estas elecciones es un error, un error que estoy convencido van a cometer las grandes formaciones políticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario