domingo, 30 de junio de 2013

Reseña a vuelapluma: El legado de Prometeo

La ciencia ficción es prácticamente un coto cerrado para los escritores del mundo anglosajón, de donde han salido, y salen, las grandes obras del género, generalmente muy bien aceptadas por todo tipo de público, y donde hay pocos aficionados a la lectura que no conozcan los nombres de Asimov, Arthur C. Clarke y tantos otros. Aunque esta tendencia está poco a poco cambiando y autores en otros idiomas se atreven a entrar en este género, incluido autores españoles, que nos están ofreciendo muy buenas novelas.

Este es el caso de Miguel Santander, @migusant en twitter, y su primera novela, El Legado de Prometeo.



La acción se desarrolla en un mundo preapocalíptico tras una serie de acontecimientos catastróficos, con una humanidad al borde del desastre total y que se aferra a una última oportunidad en forma de un increíble viaje de medio siglo a través del espacio. La idea de entrada no puede ser más emocionante. Asistimos desde los preparativos previos del lanzamiento, ocasión que el autor utiliza para ir perfilando las primeras características y emociones de los personajes, hasta el lanzamiento y llegada a su destino final, lo que nos da dos escenarios, lo que sucede en la nave y los acontecimientos en la Tierra, que a pesar de estar muy separados, se entrelazan sabiamente, viendo cómo lo que acontece en un sitio tiene su respuesta en el otro. La psicología tiene una parte muy importante en la novela, y ese viaje, en un espacio cerrado, permite que podamos conocer a los protagonistas de manera muy cercana, asistiendo a su evolución psicológica y conociendo las motivaciones que mueven todos sus actos y emocionándonos con lo que les sucede, cosa que no es nada fácil de conseguir. Esta empatía que sentí con los personajes es para mí uno de sus puntos más destacados.

Es, sin duda, una novela de ciencia ficción dura, donde el mimo por los detalles, las explicaciones y descripciones son minuciosas, acercándose todo lo que es posible a la realidad. Cualquier persona con una cultura científica media, como es mi caso, lo disfrutará y en muchos casos le picará la curiosidad para informarse y profundizar en algunos temas. Pero no se queda ahí, porque todo el apartado científico se une perfectamente con la trama, haciéndose imprescindible para entender todo lo que sucede y consiguiendo momentos de gran belleza. El capítulo 40 es un ejemplo de ello, una auténtica delicia.

Es una novela larga, pero en ningún momento se hace pesada. Más bien todo lo contrario, te mira con ojitos desde la mesita preguntándote cuando vas a volver a ella. Y se debe a que el ritmo está muy bien cuidado, empezando con calma y acelerando progresivamente a medida que avanzas con la lectura hasta llegar al clímax final.

Pero todo no es perfecto y sí he encontrado algún defecto. El autor pasa muy por encima de cómo queda la organización social en la Tierra, resolviéndola de una manera algo simplista, dejando tan sólo que todo se resuelva mediante la existencia de sólo tres facciones enfrentadas, al igual que en los círculos de poder y gobierno, donde vuelve a suceder lo mismo, y no se deja muy claro su formación y origen. Sí ofrece algunas píldoras en la primera parte de la novela, pero que son rápidamente olvidadas, y lo cierto, que en un ambiente tan extremo como el que se ofrece, se hace necesario la existencia de alguna arista más.

En definitiva, una novela realmente buena, entretenida, emocionante, que dan ganas de releer dentro de un tiempo y que recomiendo vivamente a quien le guste la literatura, especialmente de ciencia ficción. Sólo me queda una duda. ¿Veremos el viaje de vuelta?

Un saludo.

P.D.: Yo adquirí mi ejemplar para e-book en Amazon

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