Columna publicada el 22 de Agosto de 2011 en el Oriente express
No hace mucho tuve una conversación con un hostelero cangués mientras nos tomábamos una buena copa, esas situaciones de tranquilidad que muchas veces llaman a una buena conversación y a unas opiniones reposadas y meditadas. Nuestro tema de conversación giraba en torno a cómo le estaba yendo el verano, que si había más o menos gente que otros años, y si éstos gastaban más o menos dinero que otras veces, esto es, conversábamos de lo que es el principal motor de la economía canguesa, y por ende, de toda la comarca oriental: el turismo. Estábamos de acuerdo en que el principal problema es la tremenda estacionalidad que tiene el turismo, limitada a la época veraniega, algunos puentes y semana santa. Las diferencias estaban en cómo afrontar el problema; mi interlocutor abogaba por hacer una campaña de publicidad potente exaltando el paisaje, la montaña, la costa etc, cosa que aunque consideraba necesaria, no me parecía suficiente. Por mucho que nos cueste admitirlo, el peso del clima en invierno es algo que no nos podemos quitar de encima, una realidad innegable aunque muchas veces haya sido exagerado. Y en este aspecto es prácticamente imposible que compitamos con el Mediterráneo o con las islas. Mi opinión se dirigía más a que es necesario diversificar la oferta turística. No podemos limitarnos sólo al turismo de montaña y playa, si no que tenemos que ampliarlo con otras actividades que yo creo que deberían ser de carácter cultural, y aunque se empiece poco a poco, a la larga darán sus frutos. Y en ese punto dejamos la conversación.
Realmente lo que no podemos hacer es jugarlo todo a la carta del turismo. Sí es cierto que tiene que ser nuestra principal baza y de lo que más podemos presumir, pero lo que se necesita es una actividad económica que garantice unos ingresos, trabajo y condiciones que sean regulares y permanentes, y para eso es necesario crear un tejido empresarial mucho más amplio del que tenemos actualmente. Si no, nos veremos abocados a vivir económicamente de 3 meses al año y rezar para que no ocurra algo que rompa este frágil sistema económico.
Amigo Emilio,
ResponderEliminarNo conozco Asturias, pero tengo en proyecto hacerlo pronto. Por ahora lo más cerca que he quedado es Cantabria.
Doy fe de lo bonita que es, que sepas que todo el mundo que va vuelve encantado/a.
Sobre la economía, turismo o lo que sea, como se dice coloquialmente: "la cosa está muy mal".
Yo creo que deberíamos prostituir a nuestra juventud para salir de ésta, eso podría beneficiar al turismo (permíteme la broma y el cinismo).
Bueno, seguiré haciendo alguna que otra visita, por favor no te tomes a mal mi irreverencia.
Un saludo.