Columna publicada el 16 de Agosto de 2011 en el Oriente Express
Imaginad un país donde hay un único gobernante de carácter absolutista y vitalicio donde todo lo que diga es considerado automáticamente como ley, un país donde ese gobernante no es elegido democráticamente en una elecciones, si no que un pequeño comité determina quien va a ser el sucesor, elegido entre los miembros de ese buró privilegiado, un país donde el papel de la mujer está limitado a los puestos más bajos y no existe la más mínima posibilidad de que ocupe un cargo de la más pequeña relevancia y deben total obediencia al hombre, un país que todas sus leyes están recogidas en un libro escrito en la edad de bronce por hombres de la edad de bronce, un país que rige absolutamente todos los aspectos de la vida de las personas, desde su nacimiento hasta su muerte, donde se decide qué tipo de familia puedes tener, con quién te puedes relacionar y cómo te debes relacionar, incluso te elaboran calendarios donde te ordenan qué puedes comer y qué no, un país donde es obligatorio contarle a la policía cúales son todos tus delitos y faltas porque sólo de es modo obtienes el perdón, un país que sólo tiene un castigo para los culpables de cualquier delito: el destierro, la expulsión y el olvido por parte de todos sus ciudadanos condenándole al ostracismo.
Ahora imaginad que el gobernante absolutista de ese país viene de visita, y no sólo no se le condena, si no que los gobernantes de tu país le ofrecen los máximos privilegios, se le ofrecen prebendas y derechos a sus seguidores que nunca se concedieron a los nativos, se ceden espacios públicos gratuitos, escuelas y albergues, se eliminan las vacaciones de los funcionarios para que le puedan atender a él y a todos sus seguidores, las administraciones dan dinero público pagado por todos, las grandes empresas patrocinan su visita y todos los medios de comunicación lo adulan y difunden su discurso como gigantescos altavoces y así conseguir más adeptos a la causa, y donde los ciudadanos que protestan son vilipendiados, marginados e insultados por defender la democracia, la igualdad y el derecho a vivir en libertad. Esto está sucediendo actualmente. Vergonzoso.
Excelente tu artículo, al principio pensé que te referías a Corea del Norte pero luego he descubierto que se trata de un estado y un gobernante que no se le diferencian en nada. La diferencia está en que a Corea del Norte el mundo la condena en tanto que al Vaticano se le venera.Saludos.
ResponderEliminarGracias por la opinión, Parlanchín. Acertaste de pleno con mi idea de compararlo con Corea del Norte, las similitudes son mucho más de las que parecen. Y lamentablemente, ese ideario es que intentan implantar en todos los países en los que tienen presencia.
ResponderEliminarun saludo
No sé por qué, pero este tema levanta ampollas ... Bueno, verdareramente si sé por qué, pero no lo entiendo.
ResponderEliminarA mi personalmente que venga el Papa a visitarnos me trae sin cuidado, yo soy más crítico con las actuaciones de la Iglesia y de la Monarquía (la acabo de meter ahora en el bote) en el pasado que las del presente.
Poco se puede hacer al respecto, únicamente opinar. Yo, cuando se trata de un tema de este tipo prefiero que todo pase cuanto antes. Sin embargo tu post me parece muy divertido e irónico.
Un saludo.