Hoy nos hemos levantado con un dato que, cuanto menos, ha levantado el estupor de buena parte de la gente, y que no hay ningún medio ni televisión que no se haya cansado de repetir hasta la saciedad. Una supuesta encuesta que afirma que la candidatura olímpica de Madrid tiene un 91% de apoyo. ¿El problema? Que no es una encuesta, es una push poll.
Todos más o menos están familiarizados con las encuestas de opinión, que prácticamente se utilizan para conocer la opinión de la ciudadanía en los más diversos temas, desde intención de voto hasta estudios de compras, y son utilizadas y hechas tanto por organismos públicos como empresas privadas. Las encuestas tienen ya una metodología muy estudiada, se buscan los muestreos más representativos posible evitando el sesgo muestral, y el cuestionario suele ser lo más neutro posible para no condicionar las respuestas. Cierto es que en ocasiones dan algunos patinazos, pero por regla general suelen ser muy fiables.
Los push poll se caracterizan por todo lo contrario. Y este caso es uno de los más evidentes. La intención de estos "estudios" es pervertir el modo en que se hacen las encuestas de tal modo que los datos que surjan apoyen una opinión previamente establecida. No son encuestas, son simplemente acciones de marketing. El origen de las push poll se encuentra en USA y fueron utilizadas para modificar la opinión de cara a las elecciones con motivos estratégicos, y poco a poco fueron utilizándose en más temas. Hay una serie de características que las definen:
- Suelen realizarse telefónicamente y el muestreo no tiene ningún análisis estadístico
- Las muestras suelen ser enormes para darle mayor veracidad
- Se suelen publicar en un momento muy cercano al tema que se quiere promocionar
- Las preguntas están dirigidas para que las respuestas coincidan con la opinión que se quiere crear.
¿Que es lo que tenemos en este push poll del 91%? Si vemos esta noticia de ABC nos da un par de pistas. Nos cuenta que se realizó sobre un muestreo de 2000 llamadas aleatorias, buceando un poco, llegas a este enlace de la web de la candidatura donde se da un reparto por edades y ligeramente geográfico. Y ya. Nada más. Luego sacan las estadísticas por grupos de edad y lo dan por válido, eliminando cualquier otra variable.
Lo curioso de este caso es que la candidatura de Madrid tiene a su disposición al Instituto Nacional de Estadística y a una serie de empresas que durante mucho tiempo han acreditado una gran fiabilidad a la hora de la realización de encuestas, pero en este caso se han decidido por la empresa Mediapost. Un vistazo a su web es más que revelador, sobretodo si visitamos que nos ofrecen entre sus servicios: Programas de fidelización, geomárketing y otra serie de conceptos y nombres que deben ser muy del agrado de los publicistas pero que poco más dicen. Lo curioso, es que por mucho que buceé en su web, fui incapaz de encontrar esta encuesta que tanto están promocionando, para conocer el muestreo y las preguntas que se realizaron. Esto significa dos cosas: o está oculta y no fui capaz de encontarla, o simplemente los datos están directamente inventados.
El verdadero problema es que absoltumente todos los grandes medios han repetido estos datos como verdad revelada, sin hacer el más mínimo esfuerzo en saber de dónde se obtienen los datos. Y otro dato que sería interesante investigar es saber cuánto nos ha costado del dinero público esta publicidad descarada.
Un saludo.
jueves, 5 de septiembre de 2013
domingo, 1 de septiembre de 2013
¿Noruega deja de financiar su iglesia? No, es un bulo.
Estamos ante el típico caso de noticia antigua que se exagera, luego se falsea y se reproduce viralmente sin que la gente se tome la más mínima energía en comprobar si es cierto o de donde proviene esa noticia. El problema de siempre, si una noticia confirma tus ideas lánzate a difundirla sin siquiera confirmar. Una actitud que tenemos que cambiar, sin duda.
Todo este embrollo se basa en la mala interpretación que se hace de unas enmiendas constitucionales que se hicieron en Noruega en mayo de 2012. Sí, hace más de un año. Pero pongámonos en antecedentes. Hasta ese momento, en la Constitución noruega se establecía que la religión oficial del estado era el luteranismo. Así, el rey de Noruega tenía que ser por obligación luterano y la Iglesia tenía que aceptar los nombramientos en la jerarquía eclesiástica que se le impusieran, entre otros compromisos. Una relación bastante cercana. De hecho, le estado estaba obligado a participar en las actividades religiosas de la iglesia luterana.
Lo que se modificó en la Constitución fueron 7 artículos, siendo el más destacado el artículo donde se afirmaba que la religión luterana era la oficial del estado, cambiándolo por una definición donde se afirma que los valores de la nación tienen una herencia cristiana y humanista. La idea es, por tanto, igualar la iglesia luterana al resto de religiones y asociaciones del país. Pero eso no significa que se deje de financiar. El estado va a seguir pagando y mantener la responsabilidad como empleador de obispos, decanos, sacerdotes y otros empleados de la iglesia que sean contratados a parte de seguir manteniendo otros privilegios adquiridos. Pues que queréis que os diga, a mi eso me suena a financiación, y de las buenas.
Lo que sí es noticioso, y que demuestra la diferencia con nuestro país, es que la propia iglesia luterana estaba de acuerdo con esta modificación y la solicitó con fuerza, no sólo porque consigue independencia a la hora de nombrar a su jerarquía, aunque de hecho ya la tenía, si no por una constante solicitud de esa independencia y de ponerse a la misma altura que otras religiones minoritarias.
Todo este embrollo se basa en la mala interpretación que se hace de unas enmiendas constitucionales que se hicieron en Noruega en mayo de 2012. Sí, hace más de un año. Pero pongámonos en antecedentes. Hasta ese momento, en la Constitución noruega se establecía que la religión oficial del estado era el luteranismo. Así, el rey de Noruega tenía que ser por obligación luterano y la Iglesia tenía que aceptar los nombramientos en la jerarquía eclesiástica que se le impusieran, entre otros compromisos. Una relación bastante cercana. De hecho, le estado estaba obligado a participar en las actividades religiosas de la iglesia luterana.
Lo que se modificó en la Constitución fueron 7 artículos, siendo el más destacado el artículo donde se afirmaba que la religión luterana era la oficial del estado, cambiándolo por una definición donde se afirma que los valores de la nación tienen una herencia cristiana y humanista. La idea es, por tanto, igualar la iglesia luterana al resto de religiones y asociaciones del país. Pero eso no significa que se deje de financiar. El estado va a seguir pagando y mantener la responsabilidad como empleador de obispos, decanos, sacerdotes y otros empleados de la iglesia que sean contratados a parte de seguir manteniendo otros privilegios adquiridos. Pues que queréis que os diga, a mi eso me suena a financiación, y de las buenas.
Lo que sí es noticioso, y que demuestra la diferencia con nuestro país, es que la propia iglesia luterana estaba de acuerdo con esta modificación y la solicitó con fuerza, no sólo porque consigue independencia a la hora de nombrar a su jerarquía, aunque de hecho ya la tenía, si no por una constante solicitud de esa independencia y de ponerse a la misma altura que otras religiones minoritarias.
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