Desde hace algún tiempo hay una cada vez mayor corriente de desapego hacia la clase política, aquejada por un claro distanciamiento de la realidad a pie de calle. Ese desapego provoca que muchos ciudadanos, en especial los más jóvenes, sobretodo los que en estas próximas elecciones voten por primera vez, a menos que haya una situación que provoque un voto masivo, la abstención vaya ganando cada vez más terreno. El argumento más empleado es por qué votar, si da igual, si siempre ganan los mismos. Y eso es un error.
Ciertamente, la escena política está dominada por muy pocos partidos, pero eso no quiere decir que haya otras opciones. La ventaja de vivir en la sociedad de la información es que tenemos a nuestro alcance unas herramientas que nos permiten investigar y bucear en diferentes posibilidades. Si no se está de acuerdo en las propuestas de los partidos mayoritarios, podemos buscar alternativas que se ajusten más a nuestras ideas y principios. Lo que es inadmisible es abstenerse en la votación, porque es la mejor manera para que no expresar nuestra opinión. Tan solo llega un mensaje: Nos da igual, así que podéis seguir haciendo lo mismo que hasta ahora.
Incluso tras buscar, ver y leer diversas propuestas, no hay ninguna que nos convence, tenemos otra opción, que es el voto en blanco. El voto de "ninguno de vosotros me ofrecéis lo que busco." Si toda la gente que se abstuviese votase por otras opciones o el voto en blanco, seria el mejor indicativo a la clase política de que lo están haciendo realmente mal y que tienen que cambiar.
Y por cierto, que no os engañen con expresiones del tipo "voto útil" o "voto de castigo". Todos los votos son útiles. Son la expresión de tus ideas.
Publicado el 22/02/2011 en www.orienteexpress.es
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